29 miércoles
Verde / Blanco
Feria o
Misa votiva de San José
MR pp. 1146 [1197] / Lecc. II p. 946
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Lc 12, 42
Este es el siervo fiel y prudente a quien el Señor puso al frente
de su familia.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que en tu inefable providencia te dignaste elegir a
san José como esposo de la santísima Madre de tu Hijo, concédenos
que merezcamos tener como intercesor en el cielo a quien veneramos
como protector en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Todo contribuye al bien de los que aman a Dios.]
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 8, 26-30
Hermanos: El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque
nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene; pero el Espíritu
mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden
expresarse con palabras. Y Dios, que conoce profundamente
los corazones, sabe lo que el Espíritu quiere decir, porque el
Espíritu ruega conforme a la voluntad de Dios, por los que le
pertenecen.
Ya sabemos que todo contribuye para bien de los que aman
a Dios, de aquellos que han sido llamados por él según su
designio salvador.
En efecto, a quienes conoce de antemano, los predestina para que
reproduzcan en sí mismos la imagen de su propio Hijo, a fin de que
él sea el primogénito entre muchos hermanos. A quienes predestina,
los llama; a quienes llama, los justifica; y a quienes justifica, los
glorifica. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 12
R. Confío, Señor, en tu bondad.
Atiende y respóndeme, Señor, Dios mío. Sigue dando luz a
mis ojos y líbrame del sueño de la muerte, para que no digan mis
adversarios que me han vencido ni se alegren de mi derrota. R.
Pues yo confío en tu lealtad, mi corazón se alegra con tu salvación
y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. 2 Tes 2, 14
R. Aleluya, aleluya.
Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio, a participar de
la gloria de nuestro Señor Jesucristo. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Vendrán del oriente y del poniente y participarán en el banquete del
Reino de Dios.]
Del santo Evangelio según san Lucas 13, 22-30
En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por ciudades y pueblos,
mientras se encaminaba a Jerusalén. Alguien le preguntó: “Señor,
¿es verdad que son pocos los que se salvan?”
Jesús le respondió: “Esfuércense por entrar por la puerta, que es angosta,
pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán. Cuando
el dueño de la casa se levante de la mesa y cierre la puerta, ustedes se
quedarán afuera y se pondrán a tocar la puerta, diciendo: ‘Señor, ábrenos’.
Pero él les responderá: ‘No sé quiénes son ustedes’. Entonces le dirán
con insistencia: ‘Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en
nuestras plazas’. Pero él replicará: ‘Yo les aseguro que no sé quiénes son
ustedes. Apártense de mí, todos ustedes los que hacen el mal’. Entonces
llorarán ustedes y se desesperarán, cuando vean a Abraham, a Isaac, a
Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes se vean echados
fuera. Vendrán muchos del oriente y del poniente, del norte y del sur, y
participarán en el banquete del Reino de Dios.
Pues los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que
ahora son los primeros, serán los últimos”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Ser cristiano no es un medio “mágico” de
salvación. Esta salvación viene del afortunado encuentro
entre el esfuerzo humano y el siempre sorprendente don
divino. No serán ciertamente pocos «los que se salvan»,
ya que muchos habrán de venir de todas partes de la
tierra (Cfr. Ap 7). La advertencia de «entrar por la puerta
estrecha», sin embargo, nos dice que, en definitiva, para
arribar exitosamente al buen puerto de la salvación, no
bastan las buenas intenciones ni las bellas palabras. Se
requiere una vida de fe llevada efectivamente a la práctica.
El único criterio realmente decisivo será entonces el de
nuestras buenas obras.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al prepararnos a ofrecerte, Padre santo, este sacrificio de alabanza,
te suplicamos que para cumplir la misión que nos has confiado nos
ayude la intercesión de san José, a quien concediste cuidar en la tierra,
haciendo las veces de padre, a tu Unigénito. Él, que vive y reina por
los siglos de los siglos.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 25, 21
Alégrate, siervo bueno y fiel. Entra a compartir el gozo de tu Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Renovados con este sacramento que da vida, te rogamos, Señor,
que nos concedas vivir para ti en justicia y santidad, a ejemplo y por
intercesión de san José, el varón justo y obediente que contribuyó con
sus servicios a la realización de tus grandes misterios. Por Jesucristo,
nuestro Señor.