26 domingo
Verde
XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
MR p. 442 [440] / Lecc. II p. 288. LH Semana II del Salterio.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 104, 3-4
Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Busquen al Señor
y serán fuertes; busquen su rostro sin descanso.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza
y la caridad, y para que merezcamos alcanzar lo que nos prometes,
concédenos amar lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[La oración del humilde llega hasta el cielo.]
Del libro del Eclesiástico (Sirácide) 35, 15b-17. 20-22a
El Señor es un juez que no se deja impresionar por apariencias. No
menosprecia a nadie por ser pobre y escucha las súplicas del oprimido.
No desoye los gritos angustiosos del huérfano ni las quejas insistentes
de la viuda.
Quien sirve a Dios con todo su corazón es oído y su plegaria llega
hasta el cielo. La oración del humilde atraviesa las nubes, y mientras él
no obtiene lo que pide, permanece sin descanso y no desiste, hasta que
el Altísimo lo atiende y el justo juez le hace justicia. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 33
R. El Señor no está lejos de sus fieles.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo
me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R.
En contra del malvado está el Señor, para borrar de la tierra su
recuerdo. Escucha, en cambio, al hombre justo y lo libra de todas sus
congojas. R.
El Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas.
Salva el Señor la vida de sus siervos. No morirán quienes en él
esperan. R.
SEGUNDA LECTURA
[Ahora sólo espero la corona merecida.]
De la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4, 6-8. 16-18
Querido hermano: Para mí ha llegado la hora del sacrificio y se
acerca el momento de mi partida. He luchado bien en el combate, he
corrido hasta la meta, he perseverado en la fe. Ahora sólo espero la
corona merecida, con la que el Señor, justo juez, me premiará en aquel
día, y no solamente a mí, sino a todos aquellos que esperan con amor
su glorioso advenimiento.
La primera vez que me defendí ante el tribunal, nadie me ayudó.
Todos me abandonaron. Que no se les tome en cuenta. Pero el Señor
estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara
claramente el mensaje de salvación y lo oyeran todos los paganos. Y fui
librado de las fauces del león. El Señor me seguirá librando de todos
los peligros y me llevará salvo a su Reino celestial. A él la gloria por
los siglos de los siglos. Amén. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 2 Cor 5, 19
R. Aleluya, aleluya.
Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo, y
nos ha encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación. R.
Aleluya.
EVANGELIO
[El publicano regresó a su casa justificado y el fariseo no.]
Del santo Evangelio según san Lucas. 18, 9-14
En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola sobre algunos que se
tenían por justos y despreciaban a los demás:
“Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro,
publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ‘Dios mío, te doy
gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y
adúlteros; tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana
y pago el diezmo de todas mis ganancias’.
El publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar
los ojos al cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo:
‘Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador’.
Pues bien, yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél
no; porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla
será enaltecido”. Palabra del Señor.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Confiados en que la oración de los pobres llega hasta el
Señor, elevemos con humildad nuestras peticiones a Dios:
1. Para que el Señor conceda el espíritu de consejo,
fortaleza, ciencia y piedad a los pastores de nuestra Iglesia,
roguemos al Señor.
2. Para que los gobiernos de las naciones edifiquen sus
comunidades en la paz, y estén dispuestos a equilibrar
toda desigualdad injusta, roguemos al Señor.
3. Para que el Señor alivie los dolores de los que
sufren en el cuerpo o en el espíritu y les dé fuerza para
no desfallecer ante la tribulación, roguemos al Señor.
4. Para que el Señor mantenga a nuestras familias
firmes en la concordia y seguras en su gracia y amistad,
roguemos al Señor.
Dios nuestro, que no miras la fama de los hombres ni te
dejas influir por nadie en perjuicio de los pobres, míranos a
nosotros que –como el publicano– no nos atrevemos a levantar
la mirada hacia ti, y haz que, humillados como él, seamos
enaltecidos en tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Señor, los dones que presentamos a tu majestad, para que lo
que hacemos en tu servicio esté siempre ordenado a tu mayor gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 19, 6
Nos alegraremos en tu victoria y cantaremos alabanzas en el nombre
de nuestro Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que tus sacramentos, Señor, produzcan en nosotros todo lo que
significan, para que lo que ahora celebramos en figura lo alcancemos
en su plena realidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ACTIVIDAD DIOCESANA
Visita al Santuario de los Mártires:
Decanato de Ocotlán.